ONI narra la historia de un día en la vida de la unidad robótica ONI-68, quien pertenece a un grupo de robots trabajadores compuestos de chatarra que laboran día tras día en una instalación industrial donde se procesan, clasifican y crean imágenes oníricas para su posterior uso como sueños proyectados en la mente artificial de cada una de las unidades en la noche. Desarrollado estableciendo una estrecha relación con los ritmos de la animación clásica y los elementos narrativos de los videojuegos de plataforma, el cortometraje busca generar una reflexión sobre el papel que juegan los sueños en el cotidiano vivir del ser humano.